La moringa oleifera, conocida como moringa, es un árbol originario de norte de la India. Crece en casi cualquier tipo de suelo, lo que hace de esta planta un recurso para las poblaciones que habitan en estas zonas. Actualmente se cultiva en Asia, América, África e incluso en Europa.
Prácticamente toda las estructuras del árbol tienen propiedades medicinales, pero las hojas, los frutos y las semillas merecen una atención especial, se ha demostrado que sus componentes tienen una amplia aplicación para la prevención y el control de diversas enfermedades
¿Qué beneficios nos aporta el consumo de moringa?
Es antioxidante. Las hojas de moringa son ricas en flavonoides, un tipo de antioxidantes naturales que ayudan a reducir el envejecimiento ya que frenan la acción de los radicales libres. Además posee vitamina C y E, también antioxidantes.
Contribuye a mejorar el sistema inmunológico aumentando las defensas naturales del cuerpo.
Es rica en vitamina C que ayuda a cicatrizar heridas e interviene en la síntesis de colágeno dando firmeza de la piel.
Es rica en aminoácidos esenciales, muy interesante para personas deportistas.
Proporciona energía en épocas de astenia.
Al ser rica en fibra ayuda a controlar el apetito ya que nos crea saciedad.
Es rica en calcio, mineral implicado en el crecimiento y desarrollo óseo.
Es rica en hierro, cobre, potasio, magnesio y zinc.
Combate la retención de líquidos al ser una planta con propiedades diuréticas.
Regula los niveles de colesterol.
Interesante para personas diabéticas al ser efectiva para bajar los niveles de azúcar en sangre.
Las hojas y vainas de la Moringa contienen gran cantidad de vitamina A, que puede ayudar aprevenir la ceguera nocturna, cataratas, y problemas de los ojos en los niños.
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